Todos tenemos potencial para liderar, en mi definición el liderazgo es la posibilidad de influir positivamente en las personas y el deseo de dejar una huella positiva.
Gleenn C. Stewart, dice que “el verdadero liderazgo empieza con el amor”. Aprendí que no puedes dar de lo que no tienes, asi que para amar a otros primero debes amarte a ti. Entonces para lidera a otros primero debes aprender a liderarte a ti mismo.
En un mundo VUCA (termino generado al finalizar la guerra fría en Estados Unidos), acrónimo que en inglés describe la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad, los líderes debiéramos darle valor a la pregunta ¿lo que hago mantiene sentido en un entorno que cambia con tanta rapidez? Esta pregunta abre puertas que seguramente permanecerían cerradas. Recuerda que la inercia es peligrosa. Por ello, los lideres necesitamos cambio: desaprender y aprender de nuevo, una disposición sin paradigmas. Nos urge transformarnos y ser influenciadores.
El mejor liderazgo, es el que logra aprender a adaptarse a las distintas situaciones. Sin embargo, siento que como líderes nos hemos sesgado en una única forma de liderar, ya sea innata (por carisma) o aprendida (desarrollada), que bueno es saber que no hay un único estilo de liderar, no existe el mejor, no hay un único molde. Los lideres sobresalientes que se necesitan con urgencia son personas todo terreno, que se adaptan a circunstancia y varían en sus estilos de liderazgo, yo me preguntaba: ¿todo terreno?, me sonaba extraño, quizá porque en el entorno que me desarrolle, lo que menos había visto eran lideres “todo terreno” pero que bueno entender que se vale transformarse, cambiar la forma de ver las cosas, explorar y sobre todo reinventarnos. Los lideres que brillan son los que aman a las personas, pero tambien están enfocados en los objetivos y metas.
En esa transformación y renovación, incluyo en mi aprendizaje el “equipo cascada”, los lideres sobresalientes desarrollan a los que los siguen y permiten que sus ideas, visiones, hagan parte del plan. Todos necesitamos coequiperos de metas. Cuando hacemos las cosas con y por amor no necesitamos mayores motivaciones.